NORMAS PARA EL RITO RELIGIOSO
ES
1.El día en que se da inicio al noviciado canónico, conviene realizar una celebración litúrgica para implorar la gracia de Dios con el fin de alcanzar los objetivos propios del noviciado.
2.No está permitido celebrar este rito dentro de la Misa.
3.Esta celebración debe ser sencilla y sobria, pudiendo asistir a ella los miembros de la comunidad.
4.En los textos de la celebración, se evitará todo lo que pueda parecer que disminuye la libertad de los novicios o pueda oscurecer el verdadero sentido del noviciado como tiempo de experiencia.
5.Para realizar esta celebración, se elegirá la sala capitular u otro lugar apropiado. Si parece necesario, la celebración podrá realizarse en la capilla.
6.El presidente del rito se revestirá con el hábito franciscano con capa y solideo marrón.
7.Los únicos autorizados para presidir esta celebración son: el Ministro General y el Maestro de Novicios.
RITOS INICIALES
La celebración puede comenzar con un saludo del Ministro General o con el canto de un salmo o de un himno apropiado.
Pres.: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
As.: Amén.
Pres.: El Dios de la esperanza, que nos colma de toda alegría y paz en nuestra fe, con la humildad y fraternidad de San Francisco de Asís y por la acción del Espíritu Santo, esté con vosotros.
As.: Bendito sea Dios que nos reunió en el amor de Cristo.
INTERROGATORIO Y POSTULACIÓN
Seguidamente, el Ministro General interroga a los postulantes sobre lo que desean, con estas palabras u otras semejantes:
Pres.: Queridísimos hermanos: ¿qué pedís?
Los postulantes responden todos al mismo tiempo, con estas palabras u otras semejantes:
Resp.: Pedimos que nos dejéis hacer la experiencia de vuestra forma de vida y, después de ser aprobados por vosotros, nos admitáis en esta familia franciscana, fundada por nuestro Padre Seráfico, San Francisco de Asís, a través del espíritu de pobreza y fraternidad, para seguir más de cerca a Cristo.
Pres.: El Señor os conceda su ayuda.
Resp.: Amén.
La postulación puede hacerse de este modo: uno de los postulantes, en nombre de todos, de rodillas ante la cátedra del Ministro General, permaneciendo los demás postulantes de pie en sus respectivos lugares, con los demás hermanos sentados. El postulante entonces recita estas palabras:
Resp.: Movidos por la misericordia de Dios, hemos venido a experimentar vuestra forma de vida; enseñadnos a seguir a Cristo crucificado, a vivir en pobreza, obediencia y castidad, entregados a la oración y a la práctica de la penitencia, observando el Evangelio de Jesucristo siguiendo las huellas de Francisco de Asís, al servicio de la Iglesia y de todos los hombres, al servicio de la Orden de los Hermanos Menores, en obediencia a la Regla bulada de San Francisco promulgada por el Papa Honorio III, en obediencia a mis superiores; y a ser con vosotros un solo corazón y una sola alma. Ayudadnos a vivir los preceptos del Evangelio todos los días de nuestra vida, a conocer vuestra Regla y a guardar la ley de la caridad fraterna.
El Ministro General responde con estas palabras u otras semejantes:
Pres.: Que el Dios de misericordia os ayude con su gracia y el Divino Maestro nos ilumine con su luz.
Resp.: Amén.
Se recita o canta la oración de San Francisco.
Pres.: Recemos juntos la oración de nuestro Padre Francisco.
As.:
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe.
Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.
Maestro, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar, ser comprendido, cuanto comprender, ser amado, cuanto amar.
Porque es dándose como se recibe, es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo, es perdonando, como se es perdonado, es muriendo como se resucita a la vida eterna.
Amén.
Después de que todos estén en sus respectivos lugares, el Ministro General dice:
Pres.: Oremos.
Y todos permanecen de pie.
Señor, Dios nuestro, autor de la santa vocación, escucha las súplicas de estos tus siervos N. y N., que desean entrar en nuestra familia franciscana para servirte más perfectamente, y concédeles benignamente que la vida común se convierta en mutua caridad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
As.: Amén.
CELEBRACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS
Se leen después algunos textos apropiados de la Sagrada Escritura, como el santo Evangelio del respectivo día litúrgico. Luego, se hace la aclamación al Santo Evangelio.
Terminadas las lecturas, el superior dirige a la comunidad y a los postulantes una breve exhortación acerca de la naturaleza de la vida religiosa y del espíritu del Instituto, o bien lee un capítulo adecuado de la Regla.
CONCLUSIÓN DEL RITO
Entrando en la conclusión del rito, el Ministro General reza junto con todos los presentes la oración del Padre Nuestro.
Pres.: Obedientes a la palabra del Salvador y formados por su divino enseñanza, nos atrevemos a decir:
Y todos rezan:
As.: Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Pres.: Señor, Dios nuestro, autor generoso de toda vocación, mira con bondad a tus siervos que desean experimentar nuestra forma de vida, y haz que estos hermanos conozcan la voluntad divina y que nosotros seamos confirmados en tu servicio.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
As.: Amén.
El Ministro General, si es un ministro ordenado, da la bendición final.
Pres.: El Señor esté con vosotros.
As.: Y con tu espíritu.
Pres.: El Señor os bendiga y os guarde.
As.: Amén.
Pres.: Os muestre su rostro y tenga misericordia de vosotros.
As.: Amén.
Pres.: Vuelva hacia vosotros su mirada y os conceda su paz.
As.: Amén.
Pres.: Por la intercesión de San Francisco de Asís, de la Bienaventurada Virgen María y de todos los santos franciscanos, os bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo + y Espíritu Santo.
As.: Amén.
Pres.: Que el Señor Dios, por los méritos de San Francisco, os conceda toda la paz y todo el bien; id en paz y que el Señor os acompañe.
As.: Demos gracias a Dios.
Al final, el superior confía al Maestro de Novicios a los recién admitidos, y, junto con los demás miembros de la comunidad, los saluda fraternalmente según las costumbres de la familia franciscana.